
Positividad tóxica; Entiende por qué mirar siempre el lado bueno no te ayuda a lidiar con situaciones negativas
“Mira el lado bueno…”, seguramente habrás escuchado esta frase de alguien cercano a ti, pero quizás nunca te hayas parado a pensar en qué tiene de malo. El error es bastante sencillo: hay situaciones en la vida que no tienen un “lado bueno”. Lo que parece una expresión optimista es en realidad un ejemplo de positividad tóxica, un fenómeno social que ha cobrado fuerza en los últimos años.
Positividad tóxica: ¿Qué es y cómo identificarlo?
La psicóloga Patricia Mello explica que la positividad tóxica considera la felicidad como el gran objetivo a buscar en la vida, pero de forma casi obligatoria y compulsiva. Este tipo de pensamiento termina invalidando cualquier problema, sufrimiento o situación negativa, que forman parte de la naturaleza humana.
“La positividad tóxica utiliza argumentos superficiales para enfrentar los problemas cotidianos, con la expectativa de que esto aleje a las personas de sentimientos negativos, malos entendidos, como dañinos. Es un proceso de evitación emocional, en este caso de cualquier mal sentimiento”, explica la psicóloga.
El gran problema es que toda esta positividad es más un obstáculo que una ayuda, porque ignora una parte importante de toda nuestra vida: las situaciones y emociones negativas. “Como este tipo de sentimientos son frecuentes en la vida de cualquier persona, la estrategia es utilizar falacias sobre el pensamiento positivo, en un discurso de ‘ley de atracción’, al estilo motivacional de autoayuda, de que ‘el esfuerzo vale la pena’ o de ‘hay males que ven con bien’”, comenta Patricia.
Fenómeno observado en la pandemia
El profesional afirma que la positividad tóxica estuvo muy presente durante la pandemia y se puede observar en comentarios que se han vuelto comunes como: “Nos hizo bien aprender más a cuidarnos entre todos; Fue bueno para nosotros valorar más la vida”.
Según Patricia, estos son claros ejemplos de positividad tóxica: declaraciones que distorsionan por completo la situación para encontrar algún tipo de explicación que haga que el mal sentimiento quede desestimado, invalidado. “La pandemia fue una de las tragedias más terribles que jamás haya experimentado nuestra generación. Decir que ‘vino a enseñarnos’ es una falta de respeto enorme y una falta de respeto a todas las víctimas (directas e indirectas) de este suceso”, destaca la profesional.
En definitiva: la positividad tóxica busca anular los sentimientos negativos. Una persona siempre necesita pensar en el lado positivo, encontrar razones significativas para algo terrible que está sucediendo, cuando hay cosas que son simplemente injustas y terribles, sin posibilidad de extraer algo positivo de la situación.
¿Cómo diferenciar el optimismo, de la positividad tóxica?
Es importante aclarar que optimismo y positividad tóxica no son lo mismo. Mientras que la persona optimista piensa en recursos que podrían ser reales para vislumbrar un futuro mejor, la persona positivamente exagerada utiliza explicaciones imposibles de probar para justificar el malestar de algo que ya sucedió. Patricia ejemplifica:
“Decir: ‘sé optimista, estudiaste mucho y podrás aprobar el examen de ingreso’, demuestra la búsqueda de algo real (estudiar mucho) para sostener la esperanza de éxito (aprobar el examen de ingreso) en situaciones que no son 100% bajo tu control (competición, nivel de dificultad de la prueba, etc.). Sin embargo, afirmar que ‘no aprobó el examen de ingreso porque hay algo mejor reservado para usted; sonreír, esperar que todo llegue a su tiempo’, indica la búsqueda de algo inmaterial (futuro con algo mejor reservado para la persona) para explicar una mala situación (no aprobar el examen de ingreso) que generó un sentimiento desagradable (frustración), con la expectativa de que esto deje a la persona libre de cualquier malestar (¡sonríe!)”, explica.
En los dos ejemplos mencionados hay ausencia de control total y hay lo que se puede controlar. Ser optimista es esperar que lo que controlas sea suficiente para dar cuenta de lo que no controlas. Por otro lado, la positividad tóxica hace que la persona no afronte la posibilidad de fracasar e ignore los sentimientos negativos que esa situación puede desencadenar -y que son totalmente normales-.
Las relaciones se ven afectadas
La positividad tóxica generalmente se transmite por personas cercanas a nosotros y puede afectar las relaciones en diferentes ámbitos de la vida, tanto personal como profesional. Patricia explica que hay un sentimiento de obligación de estar “siempre bien” –en casa, en el trabajo… “la persona siente que cualquier malestar está mal, que tiene un problema. Como resultado, terminas invalidándote a ti mismo, a tus propios sentimientos y emociones, perdiendo una parte importante de ti mismo y alejándote de quien realmente eres. Esto genera ansiedad, deprime y hace que las relaciones sean superficiales y abusivas”, afirma.
¿Y cómo lidias con eso? Según la psicóloga, la solución es no aceptar la positividad. “No estoy de acuerdo con eso. Cuando te impongan este tipo de invalidaciones recuerda que tus sentimientos tienen valor, que hay cosas que sentimos que son compatibles con la realidad que vivimos. No te sientas presionado a justificar tu malestar”, aconseja.
No ignorar tus sentimientos es otra forma de lidiar con la positividad. Las emociones negativas forman parte de la vida de todas las personas y deben vivirse en su totalidad. “Siempre existen situaciones malas, injustas, trágicas; Ignorar los sentimientos que surgen de estas experiencias no permite la elaboración, el intercambio, la extravasación necesaria para seguir adelante. Desde que la ciencia estudia la mente humana, hay algo en lo que todos los estudiosos coinciden: reprimir las emociones negativas tiene graves consecuencias. Como siempre decimos: ‘en algún momento explota’”, concluye Patricia.
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